Centro de Medicina Estética.
La toxina botulínica, más conocida como bótox, es producida por un microorganismo que se llama Clostridium Botulinum. Es una neurotoxina, es decir, una sustancia que afecta las funciones del sistema nervioso, generando una parálisis al interrumpir la comunicación entre los nervios y los músculos. Esta facultad es aprovechada por la medicina en diferentes tratamientos estéticos y enfermedades.
El bótox se utiliza mediante microinyecciones aplicadas estratégicamente, mediante una aguja extrafina sobre el músculo de la zona a tratar para controlar el estiramiento de la piel, provoca su relajación e inhibe su contracción. La dosis que se utiliza es mínima y depende de cada caso a tratar.
Sus principales usos es para el tratamiento de rejuvenecimiento facial, pues disminuye y elimina la marcación de las líneas de expresión que aparecen en la frente, el entrecejo y las llamadas “patas de gallo”. De esta manera hace que el rostro adquiera un aspecto juvenil, disminuyendo los signos notorios de la edad, sin tener que someterse a un procedimiento quirúrgico.
El procedimiento no requiere preparación previa, su aplicación es realizada en cuestión de minutos y el tiempo de la sesión depende de las zonas a tratar. Los resultados de esta técnica se hacen visibles después de los 5 días de haber sido inyectada la toxina botulínica, y su efecto tiene una duración entre los 4 y 6 meses.